Llegamos a
Ponferrada por la noche y decimos dar una vuelta para enseñarle a mi mujer lo poco que conocía del centro del pueblo, vimos el castillo de los templarios, la puerta del
reloj y nos adentramos hacia la zona mas medieval de
Ponferrada, la zona de marcha y bares de copas.
Y entonces entre la multitud sale una voz que dice "¿Luis?",
je je, era Candil me conoció a la primera como si nos
conociésemos de toda la vida, me
dio un vuelco el
corazón.
Paseaba con su mujer ( Abril en
SL), hechas las presentaciones de rigor nos tomamos una
cervecita bien fría en uno de los garitos del centro de
Ponferrada, el
Jazz Machine.
Al día siguiente
visitaríamos con Julio el Castillo de los Templarios, las Médulas y el mirador de
Orellán.
El Castillo de los Templarios es impresionante, majestuoso, guarda para si el secreto de aquellos tiempos de la edad media, dentro del castillo te hace imaginar como sería esa época de caballeros y doncellas, princesas y dragones, cuentos y leyendas. Algo tienen impregnadas esas paredes de las fortalezas que al entrar en las estancias sientes un algo, un no se que, que te hace preguntarte ¿como
fue esa época?.
Las Médulas, impresionante paisaje hecho por los romanos, un entramado de túneles
escavados en la roca caliza y arcillosa, donde se pasaban meses excavando,
traían el agua por regueras hasta los túneles y luego los llenaban de agua a presión hasta reventar la montaña, ¡ea!
así de
fácil, luego más abajo familias se pasaban todo su vida filtrando el agua para sacar el oro, un cartel que había en la mina rezaba, " En total se removieron algo más de 93 millones de metros
cúbicos de conglomerado de los que Roma pudo extraer entre 4500 y 5000
Kg de oro a lo largo de casi dos siglos". EL paisaje que dejaron con las montañas reventadas es digno de ver y conocer, un paisaje precioso que el tiempo ha ido modelando a su antojo.